Es un sistema de explotación agraria que se basa en producir reduciendo al máximo el uso de recursos externos, para obtener alimentos de calidad garantizada y asegurar una agricultura viable a largo plazo.

En la práctica esto supone emplear técnicas de cultivo y producción respetuosas con el medio ambiente. Por ejemplo, sólo se permite el uso de determinados productos agroquímicos y se fomentan las prácticas que incrementen la biodiversidad y la fertilidad del suelo, que eviten la erosión y que supongan un uso correcto de los recursos.

Todo ello exige disponer de asesoramiento técnico permanente y llevar la trazabilidad de cada producto mediante un cuaderno de campo.

Este tipo de agricultura es la tendencia actual frente a la agricultura convencional por varias razones:

  • Diferenciación en valor frente a productos de cultivos convencionales.
  • Se controla todo el proceso de producción desde la siembra hasta la comercialización.
  • Se minimiza el uso de productos químicos y en particular de fitosanitarios, sustituyendo éstos por otras técnicas como el uso de trampas o enemigos naturales para el control de plagas y enfermedades.
  • Se generan menos residuos.
  • En general, se prioriza el uso de técnicas respetuosas con el medio ambiente.

 

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